viernes, 8 de octubre de 2010

Anécdotas sensuales para dormir en pareja


“Desperté y mi pierna y brazo estaban encima de él, casi ahorcándolo, pero él no me despertó; lo sé, es un amor...”

Hablamos de sexo, de cómo hacer esto o aquello, de qué hay que evitar, lo que nos gusta, lo que odiamos. Hablamos, incluso, de las etiquetas de conducta en la cama, porque sí, efectivamente, las hay. Pero hay otro tema del que poco se habla: ¿cómo dormimos en pareja?

No me refiero al sexo. Sino a ese acto natural que ocurre justo después cuando el sexo se practica en la noche: dormir. Y cientos de historias divertidas, y no tanto, hay en torno a eso. He conocido parejas que se han separado porque definitivamente ya no soportaban los ronquidos del otro o los malos hábitos de sueño de la otra, por ejemplo.

Así que sí, aceptémoslo, algo a lo que ponemos, tal vez, muy poca atención, puede afectar la vida sexual y de pareja.

El acto de dormir la primera vez con alguien es tan importante como el sexo mismo. Así como lo escucharon. Cuando ya hemos pasado la prueba del sexo, en que todo estuvo bien, fue maravilloso y placentero, muchas gracias, entonces a dormir. ¿Y cómo? ¿Cómo saber qué el lado favorito de él también es el nuestro? ¿O que a nosotras nos gusta dormir a pierna suelta o con un brazo sobre él que, dicho sea de paso, le ahorca y asfixia?

¿Qué hacer si nos toca una pareja que ríe, llora o habla de noche? ¡Ni qué decir de aquella a quien le toque por compañero de cama un sonámbulo por ejemplo! Si la relación de pareja comienza a funcionar mejor, tal vez dormiremos muchas noches más juntos... Entonces mejor aprender a dormir juntos ¿no?

Bueno, sí, no es nada fácil. Recuerdo que la primera vez que dormí con mi pareja mi brazo y mi pierna estaban sobre él, y mi cabeza en su hombro. Léase casi medio cuerpo mío sobre él. ¿Para qué necesitaba un colchón si su cuerpo me servía como tal? Él no podía moverse por miedo a despertarme y además hacía un calor de aquellos. Yo, sin embargo, estaba muy cómoda, por supuesto. Él boca arriba, no pudo pegar un ojo con un cuerpo encima suyo durante toda la noche. Ya lo sé, es un amor.

Pero a veces el lado romántico de amanecer mirando a alguien con cara de ilusión y cobijados tiernamente, dista mucho de pertenecer a la realidad, sobre todo cuando uno mueve la cobija hacia su lado y el otro queda tiritando de frío, o cuando el espacio de la cama es muy pequeño para ambos o cuando el otro hace ruidos extraños.

Siempre hay cosas maravillosas, claro está. Mirar a tu pareja despertar y verlo dormir, o amanecer con besos y que te despierten con un sexo intenso... no tiene precio.

Entonces, dormir de a dos, hoy se puede negociar: si a mí me gusta tener un brazo sobre él entonces puedo colocarlo algunos minutos, mientras yo duermo, y después, él se da la vuelta y todos tan tranquilos. Claro, en la mañana, ya uno amanece como Dios le da a entender. Pero incluso en esas pequeñas cosas, se puede hablar.

Que él descanse y tenga un sueño reparador como el mío, es tan beneficioso para ambos al día siguiente como lo es tener una buena sesión de sexo. Con un buen sueño reparador podemos tener la suficiente energía como para tener un fabuloso mañanero. ¿Ven por qué es importante?

A veces las cosas se arreglan con un acuerdo como: comprar una cama King o Queen Size, establecer ciertas reglas y hablar de estos mínimos pero grandes detalles. Porque sí, dormir de a dos es maravilloso, pero como en el sexo, hay que arreglárselas, dar lo mejor de cada uno pensando en el otro y disfrutarlo...

Dormir en pareja es toda una experiencia, que va de lo divertido a lo erótico; anécdotas para compartirlas con ustedes tengo miles, pero mejor los invito a que me compartan sus experiencias via mail a cammy69566@yahoo.com.mx, las mejores las subire al blog.

Besos