martes, 19 de mayo de 2009

DESCUBRE SI ERES UN ESCLAVO DEL SEXO

cortesia de Elizabeth Flores
tVa.com.mx - 2009-05-18

La adicción al sexo es una de las más escondidas, no se tienen datos certeros de la gente que lo padece, en ella se involucran prejuicios, moral y religión.

Cómo saber dónde se ubica la línea entre el placer a tope y la lujuria de una necesidad por el sexo, que puede convertirse en enfermedad?

Según especialistas, la primera es controlada por uno mismo, y en la segunda el individuo es controlado por su necesidad de sexo hasta llevarlo a límites insospechados que pueden avergonzarle o provocarle sentimientos de malestar y culpa, así como causarle problemas sociales, económicos y familiares.

La adicción al sexo es lo que también se conoce con términos como hipersexualidad o ninfomanía para las mujeres y satiriasis para los hombres.

Siendo ésta una de las enfermedades o adicciones más escondidas, debido a que involucra prejuicios, moral, religión, no se tienen datos muy certeros del porcentaje de la gente que la padece.

Sin embargo, según cifras estimadas por el National Council of Sexual Addiction (NCSA) de Estados Unidos: un 40% de quienes la padecen pierde a su pareja, otro 40% tiene embarazos no deseados, un 72% tiene ideas obsesivas sobre el suicidio, un 17% ha intentado quitarse la vida, un 36% aborta, un 27% tiene problemas laborales y un 68% tiene riesgo de contraer el sida u otras enfermedades de transmisión sexual, un 71% de los adictos reconoce haber sufrido abusos físicos y un 83%, abusos sexuales. Las cifras revelan también que un 6% de la población es adicta al sexo y de éste, el 2% son mujeres.

La adicción al sexo es como cualquier otra: tener una necesidad incontrolable por determinada sustancia, alimento o, en este caso, actividad, es decir, ser esclavo del sexo practicado con alguien más o a través del consumo de pornografía o masturbación exagerada.

Esta adicción puede llevar a quienes la padecen al divorcio, y a la ruptura de las relaciones sociales, laborales o familiares. El problema es grave. Es una enfermedad que avanza y no puede detenerse. Para su tratamiento, como sucede con los alcohólicos anónimos, han sido creados grupos de autoayuda llamados sexólicos anónimos, que se definen a sí mismos como personas conscientes de que la lujuria es la fuerza impulsora de sus comportamientos sexuales y que la verdadera sobriedad incluye la victoria progresiva.

En el ámbito de la salud, el término clínico es trastorno obsesivo-compulsivo y se caracteriza por una frecuente estimulación genital que, sin embargo, deja al individuo al final con una sensación de vacío, de pérdida, de insatisfacción emocional muy fuerte, que puede llevar a graves depresiones posteriores y que hacen que, para sanar las heridas emocionales, acuda nuevamente al encuentro sexual como placebo. Y es así como se convierte en un círculo vicioso que parecería nunca romperse, causando cada vez más mella en la autoestima, el carácter y las emociones.

Sin embargo, hay quienes se manifiestan en contra de la existencia de la adicción al sexo. Es el caso de Jed Mercurio, escritor británico que publicó un artículo en Times, bajo el título ‘JFK, Russell Brand y el mito de la adicción al sexo'. Él señala que no existe ningún estudio reconocido acerca de este ‘mal', que no existen diagnósticos oficiales acreditados y argumenta que se trata de "la promiscuidad de toda la vida, elevada a los dudosos altares de la dependencia".

"En tiempos de John F. Kennedy no existía el concepto de ‘adicción al sexo'. A los hombres los llamaban ‘galanes' y a las mujeres, cosas mucho peores. Hoy, la promiscuidad suele ser etiquetada como ‘adicción' por quienes la practican, quienes la tratan y quienes escriben sobre ella. Es la etiqueta para no tener que emitir una opinión moral sobre asuntos como la monogamia, cuántos amantes son demasiados, y cuánto sexo se debe practicar", señala en su artículo.

Verdad o mito, los expertos no han podido identificar qué puede hacer que una persona tenga problemas con su forma de tener sexo. Pero sí se han identificado puntos en común de gente que asegura que la padece. En su sitio, el grupo de Compulsivos Sexuales Anónimos tiene una lista que incluye algunas características en común que poseen sus miembros:

Utilizan el sexo compulsivo como droga, para escaparse de las sensaciones de ansiedad, soledad, enojo, y odio a sí mismo, así como para sentir alegría.
Se inmovilizan por obsesiones románticas. Durante el lapso en el que se vuelven adictos al sexo y al amor, descuidan sus vidas.
Intentan traer intensidad y entusiasmo a sus vidas a través del sexo, pero se sienten cada vez más vacíos.
Algunos sufrieron abuso sexual infantil.

Incluso cuando consiguen el amor de otra persona, nunca les parece bastante, y no pueden frenar su atracción sexual por otras personas.
Intentan encubrir sus demandas de dependencia, estando cada vez más aislados de sí mismos, de sus valores, y de la misma gente de la que desean estar cerca.
Sin embargo, ¿cómo saber que se padece si el deseo es muy subjetivo y varía de acuerdo con nuestra historia, nuestros prejuicios, nuestra pareja misma, nuestro momento de calma o estrés?

Si tienes más dudas, puedes hacer este autodiagnóstico o responder a estas preguntas. Si respondes con un Sí a más de tres, acude con un especialista o a un grupo de ayuda vía online o físicamente en inglés y español como: Codependientes de la adicción sexual, Adictos al sexo y al amor anónimos, Compulsivos sexuales anónimos, Sexo adictos anónimos, Sexalcólicos anónimos y Adictos sexuales anónimos de México.

Si crees que necesitas ayuda profesional, podrías encontrar orientación en cualquiera de estos centros:

AMSSAC / Asociación Mexicana para la Salud Sexual, AC

Texoquipa 26, Col.

La Joya, Tlalpan

CP 14000, México, DF,

Tel.: 5573-3460

Fax. 5513-1065



Cecash, AC / Centro de Capacitación y Apoyo Sexológico Humanista

Niza 74 Int. 201, Col. Juárez

CP 06600, México DF

Tels.: 5207-8897